Dibujos de Jaume Gubianes
Algar editorial, 2013
Eran dos hermanas que se llevaban muy bien, que eran muy iguales pero no eran gemelas, se llevaban unos añitos de diferencia. Coincidian en una cosa en la que muchos niños -y no tan niños- estarán de acuerdo y es que el sábado es el mejor día de la semana: puedes dormir más, tienes tiempo para hacer todo lo que quieras,... A Lucía y Raquel les encantaba ir a pasar el fin de semana al pueblo con sus abuelos. Y es que Cilledo era un pueblo muy pequeño donde todos se conocían y ellas se lo pasaban en grande.
Ese fin de semana fueron al pueblo y encontraron a su abuela inmersa en un lectura muy concentrada y es que está noche tenía que hacer un receta muy especial, un pastel de moras porque tendrían una visita más especial todavía.
Los abuelos de Lucía y Raquel les cuentan que cuando la luna mengua es que el gato que hay allí, Perico, que se fue un día allí a buscar fortuna, se queda sin leche. La luna es blanca y está hecha de leche y es el gato quien le dá forma cuando va bebiendo. Pues, Perico baja al pueblo para buscar leche y llenar la despensa.
Las niñas se quedan boquiabiertas, la pequeña cree más la historia que la mayor que dice que es un cuento imaginado y el gato su personaje. Pero, igualmente, ayudarán a su abuela a cocinar el pastel pero para ello primero hay que comprar los ingredientes.
Para conseguir la harina, la leche, los huevos, la mermelada de moras y el resto de ingredientes deberán pasear por todo el pueblo porque en la tienda del señor Ricardo no lo consiguen todo ya que está encargado para el gato Perico que vive en la luna. Pero cual será su sorpresa que en el resto de sitios también conocen al gato Perico y también les visitan cuando baja al pueblo. ¿Existirá el gato? ¿Bajará esa noche?
Ah, se me olvidaba y Perico parece que también necesita algo para los Reyes Magos, ¿qué será?
Ahí queda, lo que sí que os digo que las niñas ayudarán emocionadas a preparar el pastel de moras. Un momento lleno de magía e ilusión en familia ¿Preparamos uno también nosotros con la familia? Yo lo hice.
Las niñas de esta historia vivirán toda una aventura llena de imaginación y fantasía, una historia tierna donde la inocencia y curiosidad infantil se pone en valor. Los cuentos son cuentos, imaginación, fantasía, aventuras... qué mejor que vivirlo intensamente y en primera persona.
Las creencias infantiles que se pierden cuando somos adultos es como si se perdiera parte de nuestra infancia, por eso, es mejor vivirla junto a los más pequeños para no olvidarla del todo, como hacen todos los habitantes de este pueblo.
La luna (como a mi en este blog) nos inspira historias y magia, como la que se imagina Javier Fonseca a partir de un poema:
El secreto de la luna llena
Que existe la luna llena
se sabe hasta en los conventos.
Pero lo que tiene dentro
te lo explico en este cuento.
Había una vez un gato
que quiso buscar fortuna.
Se hizo unas alas de plumas
y se marcho hasta la luna.
Cuando llegó, descubrió
que era un plato rebosante
de leche blanca, humeante,...
Y se lo bebió al instante.
Así, cuando hay luna nueva
es porque la bebe el gato.
Y si hay llena es porque el plato
tiene leche para rato.
Pues ya estáis mirando a la luna para ver si veis el gato, yo siempre veo una cara, ¿será la del gato?
Y que me decís si nos fijamos en las dedicatorias de los libros a veces nos dicen mucho sobre el libro.
¡Gracias Javier!
No hay comentarios:
Publicar un comentario